La experiencia Miletera en Madrid

En la sala Costello, Sal y Mileto, miércoles 25 de julio.


Me acerqué al Chilango para averiguar el estado de la taquilla. Al enterarme, respiré y dije ni modo. Me fui a cantar: "por viaje a Venus,vendo mis penas, dos ancianas y tres bicicletas... solo al contado...", el sonido del lugar era perfecto y los muchachos estaban entregados, pero no había la cantidad de rockeros que esperaba. Claro, es miércoles, me recriminé. Madrid podía darme una despedida amarga, ahora que estoy a punto de terminar la pasantía en el diario y que ya preparo maletas para el gran retorno. Pensaba que el día y la hora no eran adecuados, que las estrategias de promoción no fueron acertadas, que les había fallado a los Miletos y a mí mismo. Con sacrificio de parte y parte, Sal y Mileto y yo habíamos conseguido la sala Costello para continuar su gira por Europa. Pero el milagro se dio, la gente fue llegando poco a poco y ya (el Chilango se cagaba de risa con la situación diciéndoles a la uruguaya Maru, a Laurita una gran amiga mexicana, al nicaraguense Olmedo, y al guatemalteco Eswin, que la situación parecía la película de los gremlins: que me habían echado agua y de pronto esa sala se había llenado de criaturas que decían qué fue loco, o habla proeshor, o qué del putas, o chugcha qué buenazo). Ya había quedado atrás la práctica en una sala de ensayos en Lavapiés, las entrevistas, las tensiones previas a un concierto... todo eso, incluido el hecho de que tenía que presentar la monografía de final de curso, que me faltaba el último capítulo, pero que fue más importante estar con mi banda preferida, con mis amigos (en la práctica del martes, el Franco se dio cuenta de que estaba emocionado, y me dijo que era chévere que lo disfrutara tanto. Soy su fan, le respondí. No pana, nosotros no tenemos fans, tenemos amigos, me contestó antes de tocar la KZta Telephone. Para mi eso era suficiente). Pero bueno, en la sala Costello estaban un montón de ecuatorianos orgullosos de ver a un grupo llamingo que sonaba a sonidos de futuro, también estaba el pana Esteban Bustamante, un quiteño que vive cinco años en Madrid y que montó su banda de hardcore Sin Piedad, quien puso plata, persona, tiempo, carro, buen ánimo, su ampli de guitarra (y casi el del bajo), y luego 20 litros de cerveza para el botellón de Lavapiés, o sea un verdadero pana de los Miletos, sin pedir nada a cambio. También el amigo José, que desde el inicio solo tenía ganas de ayudar a conseguir entrevistas, locales para la tocada, o repartir hojas volantes. Y los Miletos se dieron el lujo de hacer un conciertazo, cantando "porque tienen que devolvernos los 500 años de choreo". Los madrileños, sorprendidos. Dándose cuenta de que no eran ni un grupo pop ni una copia de más una banda de metal, sino un un grupo distinto, original. Sus aplausos fueron sonoros, muy sinceros. Mientras que nuestros compatriotas bailaban su mosh desenfrenado, porque acá en España no hay pogo, y es genial ver que nuestras costumbres rockeras siempre son más apasionadas, más reales. Al final, los miletos salieron con sus instrumentos a la intemperie, Soraya Constante nos ofreció su casa para dejarlos allí. Al salir del local los miletos se quedaron estupefactos: 40 emocionados rockeros los estaban esperando para ver lo que iban a hacer, a ver si podían seguirlos. Y la banda agradecida empezó a caminar, y todos empezaron seguirlos, no se cansaron de verlos, de hablar con ellos, de pegarse un trago o compartir un cigarrillo, caramelos o un poco de chocolate. Igor me confesó que esto nunca les había pasado, que la gente los siguiera por cuadras y cuadras a la espectativa de meterse a un bar a chupar y a hablar de música. Qué bueno que haya sido en Madrid, y que la gente haya salido contenta. El botellón en Lavapiés fue genial. Era como estar en Quito, pero más bacán, pero más nostálgico, porque después de todo, los miletos regresan a Ecuador, pero la mayoría de la gente que los aplaudió seguirá en Madrid... ¡¡¡sho, Karajo!!!!!!!
En la sala de ensayos


En la estación del metro Meléndez Pelayo, Sal y Mileto y Esteban Bustamante, de la banda Sin Piedad.

Comentarios

ESTEBAN HC dijo…
hey hermano espero que hayas llegado bien !!!
un abrazote desde Madrid
eres un panaza de lujo ,espero algun dia volevernos a ver!!!

Esteban

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