Ya pasó el susto pero...

Bueno, ya pasó el susto, Alvarito no será presidente, y así las cosas, hay que dejar a un lado los miedos de un gobernante autoritario que no iba a servir (literalmente), sino que iba a beneficiarse del poder. Ahora se viene el siguiente reto: el nuevo presidente, Rafael Correa, no tendrá el más mínimo apoyo cuando vaya a gobernar.
La propuesta de Rafael Correa en lo técnico económico es casi perfecta. No se la puede llamar de izquierda, porque sus ideales se basan en abarcar el capitalismo desde un punto de vista más real, tal cual lo aplican los países icono de este modelo, Estados Unidos y varias naciones desarrolladas de Europa: un modelo con un comercio garantizado, pero sujeto a varios límites impuestos por el mismo estado: tal cual lo hacen EEUU y Francia, Inglaterra. El llamado neoliberalismo, que entendía a la desestatización como una panacea, nunca fue aplicado por esos países, más bien fue una estrategia para acumular poder: desbaratar estados primigenios, con posibilidades de desarrollo, y aprovecharse de la ola de privatizaciones. Un ejemplo, Argentina se quedó sin petróleo gracias a la política neoliberal de Menem, mientras que EEUU aplicaba más proteccionismos a su producción, y presionaba por el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Es decir, Correa sabe muy bien que el desarrollo se da con un control estatal serio, rígido, pero no fundamentalista. A ese proyecto quiere llevar al país. Y no está mal, porque así se pueden controlar las inequidades de mejor forma.
Rafael Correa tiene muy claro su discurso económico, pero lo que verdaderamente preocupa es su discurso sobre la reforma política, plasmado en su producto estrella de la primera vuelta, el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente. Nunca ha quedado claro cómo se van a elegir a los representantes, ni qué particularidades se van a tratar. Este tema, el de la asamblea, va a llevar al país a una polarización que durará, por lo menos hasta julio del 2007, si es que hasta eso no llega una mayoría, comandada por las amargadas huestes de diputados prianistas y socialcristianos, y derrocan a Correa con una mayoría simple, con el argumento de que está loco, que ha abandonado el puesto, o que es una amenaza para la "democracia". Eso se ve venir, está más que claro que eso ocurrirá.

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