La experiencia Miletera en Madrid
En la sala Costello, Sal y Mileto, miércoles 25 de julio. Me acerqué al Chilango para averiguar el estado de la taquilla. Al enterarme, respiré y dije ni modo. Me fui a cantar: "por viaje a Venus,vendo mis penas, dos ancianas y tres bicicletas... solo al contado...", el sonido del lugar era perfecto y los muchachos estaban entregados, pero no había la cantidad de rockeros que esperaba. Claro, es miércoles, me recriminé. Madrid podía darme una despedida amarga, ahora que estoy a punto de terminar la pasantía en el diario y que ya preparo maletas para el gran retorno. Pensaba que el día y la hora no eran adecuados, que las estrategias de promoción no fueron acertadas, que les había fallado a los Miletos y a mí mismo. Con sacrificio de parte y parte, Sal y Mileto y yo habíamos conseguido la sala Costello para continuar su gira por Europa. Pero el milagro se dio, la gente fue llegando poco a poco y ya (el Chilango se cagaba de risa con la situación diciéndoles a la uruguaya Mar